Electrónica: la novela, la película, la obra.
El sábado 10 de junio fui a algo que no sabía bien qué era. Lo que sí sabía era que se trataba de la gran novela de mi colega Enzo Maqueira. Y que hay códigos implícitos de bancarnos en las buenas y en las malas. Nunca lo dijimos, pero es como que está en el aire.
En principio tenía una vaga idea de que era una película que organizaba la Untref. No investigué antes demasiado, porque como dije: Hay un acuerdo tácito de bancarnos, de ir a vernos, de criticarnos, pero de estar ahí, presentes, “al pie del cañón”, como dice Enzo.
Lo convencí a mi novio, con el cual nunca nos movemos de Belgrano, de ir hasta San Telmo, al espacio Xirgu. Le dije que habían hecho una película de un escritor amigo. En resumen: lo invitaba al cine. Aceptó. Vamos seguido al cine, por Belgrano, y esta vez por qué no ir hasta San Telmo.
Llegamos dos horas antes, porque ya que nunca salimos lejos, valía la pena tomar unas cervezas por San Telmo antes. Cuando cruzamos desde el bar, vimos algo raro. Yo puse cara de “no tengo ni idea, te juro que no sabía.” Pero estábamos entrando a una fiesta rave, electrónica, con luces y música y tragos y botellitas de agua y gente bailando. Mucha, pero muchísima gente. Era un boliche. Me sorprendió no encontrarme con los escritores de siempre, salvo con su mejor amigo: Gonzalo Unamuno. Le dije: “Estoy falseada, la cantidad de convocatoria, y a la vez, ninguno de nuestros escritores conocidos” y me dijo un canchero y tranquilo: “Y…es la fama.” Finalmente, después de algunas horas de espera, porque la gente seguía llegando, decidimos entrar. La gente bailaba, había una dj, músicas de neón, alcohol. Mi novio abstemio y que en sus veinte jamás fue a bailar, me miraba con cara de “Me trajiste engañado”. Enzo pasó y le ofreció sentarse con los mayores, familiares. No era para tanto. No bailes, te bailo yo alrededor, dale, todo bien. De golpe comienza la proyección. La obra proyección. La idea, no se si novedosa pero sí para mí, era una mezcla de teatro y cine. Las escenas ocurrían en el boliche o en un palco simulando una casa, se filmaban en vivo y se proyectaban en una pantalla. Podías mirar a los actores directamente (según la cercanía) o a la pantalla. Entre escena y escena, volvía la música y todos a bailar. Todos menos mi novio, obvio. El tema, atrapaba. Muchas nos veíamos identificadas. No tanto por la historia de la profesora con el alumno más joven, sino por la famosa crisis de los 30 o de la edad que sea donde nos pega tan mal eso de dejar atrás la juventud, o en palabras de Enzo “La cresta de la ola”. Esa nostalgia, esa negación a crecer. Y esa muestra de que seguimos con los mismos mandatos que hace cien años. La protagonista -excelente actriz Noelia Prieto- se cuestionaba, a sus pequeños y jóvenes treinta, que ya debería estar casada y con hijos. Mencionaba que sus amigas con las que tomaba merca ahora subían fotos de bebés a Facebook. Sentía que se le había pasado el tren. Y apenas tenía treinta años. O sea, es una fachada esto de liberarnos de los mandatos y el feminismo. Porque sé que muchas de las que estábamos ahí, por uno o varios motivos, nos sentíamos identificadas. Una madre que le preguntaba: “¿Cuál es tu proyecto?” y la piba, desorientada, como todas nosotras, “¿Qué proyecto?”. La reflexión asertiva de Enzo: Nuestros abuelos hicieron la plata. Nuestros padres la gastaron. A nosotros nos toca nada más ni nada menos que buscar la felicidad.
Otro tema que nos interpeló a muchos: La famosa crisis de pareja.
El te quiero pero algo no va bien pero no te puedo dejar no puedo vivir sin vos pero esto no va más y qué mierda hacemos. Y el evadirse ante esas preguntas. La música, las drogas, los amigos. La libertad aprisionada todavía en mandatos de hace años.
Algo que desde afuera parecía frívolo, no lo era en lo más mínimo. Algunos tal vez habrán ido sólo a bailar, a una fiesta medio rara, cool, alumnos de la universidad, seguidores de Enzo, gente que se enteró de casualidad. Pero lo novedoso fue meter la reflexión, la filosofía, los planteos existencialistas, en el medio de una pista de baile, de una rave, de una fiesta electrónica.
Todos salimos conmovidos por algo, intuyo.
El director general es Facundo Fernando López. Todos los actores estuvieron muy bien. Lograban hacer de la escena una tragicomedia. La madre, después la viuda. El padre muerto. La orfandad. Y esas ganas imposibles de volver a la que cada uno considera su época dorada. Temas nada superficiales, en medio de un lugar que sólo aparentaba ser superficial. Hasta mi novio salió pensativo. No era sólo bailar. Te podías quedar con eso. O podías hacerte las preguntas de la protagonista, del novio, de la madre, del psicoanalista. Por mi parte, puedo decir que fue una experiencia fuerte, demasiado. Que si hubiese ido sola, no sé si lo hubiera soportado, por eso sugiero ir lo más acompañado posible, y dispuestos a recibir variados estímulos. Cuando una novela genera algo así, nuevo, masivo, inesperado… es porque va camino a convertirse en un clásico.-
FICHA TÉCNICA
Elenco
Guillermo Aragonés
Diego Benedetto
Nicolás Gimenez
Noelia Prieto
Patricia Rivero
Cecilia Ursi
HE-MAN: Sebastián Carbone
Dirección de cámaras y vj: José Basoalto Ortega
Asistencia de dirección de cámaras: Roy Galán
Cámaras: Martín Areán - Francisco Drisaldi - Roy Galán
Asistentes de cámaras: Matías Rusiecki - Ivana Solís
Dirección de arte integral: Emilia Pérez Quinteros
Diseño y realización de iluminación: Carolina Rolandi - Verónica Lanza
Diseño y realización de vestuario: Daniela Chihuailaf
Entrenamiento físico y diseño de movimiento: Rodolfo Opazo
Diseño gráfico: Flora Buraschi
Fotografía: Nacho Miyashiro
Adaptación dramatúrgica: Mariano Clemente
Dirección musical y música original: Nacho Sánchez (Villa Sonora)
Asistencia de dirección: Ivana Solís
Producción: Micaela Freire - Gonzalo Facundo López (PRIMO) -
Xirgu-Espacio Untref
Dirección general: Gonzalo Facundo López