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  • Shineré Gala

Shineré o las horas salvajes




Los animales salvajes,

no logran entender

esa tendencia suicida

de las hojas viejas en los parques.

Nosotros, los más domésticos

del bosque de las estatuas,

pisoteamos fuerte

para escuchar un crujido metálico,

que cuando pase una avalancha de tiempo,

sea aún más triste que nuestros ojos.

Los animales enteros,

como salamandras traslucidas,

tirados en la tierra con naturalidad,

tragamos toda nuestra especie y

nos vamos jorobando.



POEMA SIN CABEZA


Cierta tarde me sale al paso

una noticia,

¡Extra! dicen los titulares:

¡Se ha ido rodando una cabeza!

Me palpo y descubro

que es la mía.

La gente mira aterrada

apura el paso en otra dirección,

señala al sitio donde ya no está.

La pienso cubierta de polvo,

estampada en moscas.

Rodando sobre los alcantarillados,

con los ojos mugrosos.

Se ha ido rodando mi cabeza.

Flotará en los charcos o los niños la lanzarán por los aires

el sol le calcinará la piel.

Iré a la morgue,

al vertedero,

a la policía.

Como no recuerdo mis rasgos

no habrá retrato hablado

solo un pequeño cartel

Se busca.

Al lado, otro muy grande,

promocionando conjuntos otoñales

y rímel permanente para alargar pestañas.

La buscaré hasta en las carnicerías

por si la venden como cabeza de cerdo.

En el laboratorio de un viejo decrépito devorador de cráneos

que tiene los dientes de piedra y tritura huesos como si fuesen caramelos,

ahí también la buscaré.

O entre las manos de la niña huérfana

que bien la cambiaría por un pedazo de pan o tres pesos con noventa centavos,

para ser exacta.

Pasarán los años.

Estará entre los perros callejeros.

De boca en boca.

Trofeo ensalivado con hedor podrido.

En mitad del poema

me planto y digo:

-Compro cualquier tipo de cabeza.



360 SERÁ SUFICIENTE O EL APOCALIPSIS


Vivo en una jaba de nylon chillona

Para aliviar la falta de aire me quedo quieta.

Soy una piedra

no hay nada que pueda hacer,

para escapar del chillido

solo ser una piedra

quedarme quieta.

Un día seremos demasiadas,

de manera paulatina caeremos veinte pies más abajo,

al agua.

Entonces podré dormir a piernas suelta o rodar



RAMA DE SAUCE SOY


Oh, mis piernas hinchadas,

más que andar

han desandado,

pero no por ello

soy necrópolis

mucho menos

su maraña de vuelta y vuelta ,

ni jaula,

ni corsé:

dejaré de ser mi cuerpo

si hace falta

¡Oh, todos los brujos

que este poema sea un grafiti húmedo!

No vienen “los pieles extrañas”,

los “lenguas y acentos”.

No vienen los extraños

a beberse toda mi agua salada

a reírse de mi páncreas

no guardo mandíbulas de afecto.

Sobre todo

los “vidas”

no huyen de mí.



SALTAR EL MURO


Los pozos bordean el muro.

El que construimos en forma de afilada circunferencia,

para que no se escaparan los renacuajos y el agua.

Madre, se está estancando a este lado del muro.

Las cosas que muy adentro,

parecen ser blando cemento

y las nubes que en verano

se veían, en al fondo.

ahora incapturables,

desaparecen dejando

un manojo de moho y fango.

Y es que-lamentablemente- hay un muro.



ESCRIBIRLE A LA TRISTEZA


Con tanta tierra naufraga,

como si no se me cayeran los ojos

de huir de la acritud,

en los bares donde llueve siempre dentro,

si no me apuñalara su espina dorsal

y de manera inevitable la de todo el que se me acerca,

como si la belleza al menos fuese más que el discurso.

Esta mañana he visto una telaraña

tramarse invisible alrededor de mi cuerpo

que vive en los charcos de café,

entre la loza gigante y la hoja en blanco.

Entonces me pregunto.

¿Qué es?

Sino el instrumento cortante que me mantiene intacta.



NADA SUCEDE AQUÍ



Visualicen una ciudad de edificios fantasmales,

agréguenle una plaga de transparente sombra

dispuesta a arrebatarte el alma.

En esta ciudad, nada acontecería,

si no fuera por esos seres

que se mezclan entre el gentío,

actuando con naturalidad.

Si lo que busca es

que el vacío lo habite,

siéntase como en su casa:

tres hojas tiene el árbol del parque,

tres

y el viento no las mueve.

A no ser por las siluetas, las sombras, las luces,

en esta ciudad, no, nada sucede.



Dentro de una ballena


Tirados en el parque,

a la orilla de lo que somos.

Se podía oler el mar

huyéndole a nuestras ideas,

dejando solo un aullido

como eco en las calles.

Con la punta de los dedos

tocamos la elasticidad de los arrabales

y en algún momento

a mí se me adormecía la lengua,

se me quemaba el estómago,

no dije nada

por no estropear la fuga

Entre los icebergs y los edificios viejos

se habían tragado la luna,

Solos nosotros en medio de una neblina con olor a cementerio.

Las demás especies marinas

se disfrazaron de supervivientes ,

pero de sobra sabemos,

como lucen la tierra y el polvo en los poros.

Asomamos la cabeza,

al sur.


En la penumbra la gran masa pesada despertó,

está vez la sacudida fue tan grande como un rumor.

Todavía me duele el pensamiento acostumbrado

a no buscar la salida,

a congelarse

Después de tantos eneros,

nuestra piel perdió el tacto estéril

de lo que tiene sentido.

El cetáceo se alimenta del escepticismo,

de la imparcialidad de la estatuas,

del alma ingenua de la vieja catedral donde se arrastra la palabra destello

que ya no sirve de fondo en los noticieros,

De los días amarillos,

los cantos sempiternos

y el viejo tareco del tiempo

que fantasea con el ruido en medio de tanto silencio.

Estar vivo se resume a estar quieto

nos arrugamos dentro de un animal gigante

dentro de uno aún más grande

con la trivialidad tatuada de la costumbre lenta.

Inmóviles vimos pasar una autopista,

sin palabras,

sin historias,

sin haber visto nunca una ballena.



LA VIDA ES UN MANOJO DE PELOS



Que acaricio para conjurar

La mala suerte:

Hoy no vino el pan

El supermercado está cerrado

Los arboles de la plaza

amanecen cubiertos de una neblina triste

a lo lejos se escucha

el aullido marchito

de un perro viejo

Pero furtiva, he logrado deslizarme

dentro de la penumbra del teatro

y la puesta en escena será menos agreste.

El telón abriéndose con un frufrú

me recuerda bellas épocas

y en cuatro patas,

a unos pocos metros

de la gran cosa roja,

que cubre el sitio donde siempre acabo tirada,

la alfombra:

ronroneo.



AQUÍ NO HAY LUGAR PARA MÍ


Otra vez me dijeron que levantarme los pétalos,

mostrando la amapola siempre enrojecida

frente a un dossier de soldaditos de plomo,

no era para nada divertido.

Me han hecho llorar

y me han apaleado con ojos furiosos

por ser un animal inocente,

por mostrar la flor.

Por eso no me resisten.

Pero yo quise entregarles el tallo,

beber del agua pública y calmarme la sed .

Hacer de bufón como un árbol mal plantado,

Son testigos:

ofrecí derroche de fe

y me han fusilado en el jardín.


ME ALMA Y ME DESALMA


Me amo y me desamo

cuando soy así de hermafrodita,

cuando me sale un tentáculo

y me tatuó un ancla

voy a la guerra

y queda escrito mi nombre

con -O-

porque no cierro la falda.

Mis muñecas sufrieron cuando me las comí

me convertí en estatua rosada

se me aflojo del cuello, la cabeza.

Pero no me pertenezco

cuando me veo la amapola

con los ojos brillantes

entre mis piernas.

Por donde he de conocerme

o desconocerme.



LA RUTA QUINCE



El pugilato un tropezón,

la mulata blanconaza de caballeras plateadas,

el sudor como la playa de sor bueno y mar de espuma,

el de la gorra roja,

habana 537,

jabón, bullicio, el gordo masticador de tabaco

En el límite contrario,

la vos ronca.

It´s been a long time since

I rock and rolled.

El estudiante,

la grabadora portátil.

¿Cuál es el asiento de discapacitados?

Los ojos negros de la ciudad en la ventana,

Se abre y se cierra la puerta trasera,

aunque abandones no escapas .

Jimmy Page en Radio Cuidad del Mar.

Cuidado, corta la guara,

sonríe, se rasca el cráneo.

Pi pi pi pi piiiiii, grita la niña divina.


La madre,

la madre que me parió,

salto en el estómago.

La crisis energética mundial,

el virus,

el efecto invernadero,

el agujero de ozono,

el tiempo,

el dentrífrico iracundo que me recuerda un camello con falta de clase en el Kalahari,

Una sucesión interminable de señoras con niños en brazo,

las moscas.

Frenesí de efecto dominó,

una espiral,

la parada.

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Shineré Gala Ávila (Cienfuegos, Cuba) es poeta y escritora, con una incipiente y original producción que permite reconocerla como una de las nuevas voces cubanas.



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