Las mal queridas
Alfonsina Storni, Idea Vilariño y Delmira Agustini fueron constructoras y demoledoras poetas del amor. Heridas de muerte por caracoles, la distancia o el fuego, nos trasladaron el vacío de siempre arribar a ningún puerto o no dar con ancla ni grito que las salve.
En Alfonsina hubo un tiempo que fue sólo del mar, pero antes fue de un hombre. La hermana del oleaje no dejaba descansar las palabras, las despertaba y se las entregaba doloridas al ser sin rostro, fragmentos de sí en la escritura bestial porque Con amor, que es encono, brutalmente la animo, / La acicato, la hiero, la violento, la exprimo, / Para que dé el ronquido final de la agonía.
Idea se vistió de obsesión y el infierno tan temido le quemó el cuerpo. A destajo, entre jirones de piel mustia y viajes diplomáticos, le ofreció al escribiente su más tersa desventura cuando sentenció Tal vez pude subir como una flor ardiente / o tener un profundo destino de semilla / en vez de esta terrible lucidez amarilla / y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Delmira, confidente primera de Eros, optó por cariño del bueno pero el mal destino se interpuso. Del otro lado del río plateado se escuchó un disparo, y de este lado un corazón lloró cenizas sobre sus cartas. Intuía, acaso, que su camino blanco, perfecto y florido se acabaría abruptamente, como ella misma expresa Mi alma es, frente a tu alma, como el mar frente al cielo: / pasarán entre ellas, cual la sombra de un vuelo, / la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!
Mujeres apasionadas como un huracán. Nos dejaron tocar, oler, escuchar sus lamentos y alegrías en de sus poemas, algunos de ellos compartidos con ustedes en esta pequeña nota, queridos lectores, que también es un humilde homenaje.
Alfonsina Storni (Suiza, 1892 - Buenos Aires, 1938)
BALADA ARRÍTMICA PARA UN VIAJERO
Yo tenía un amor,
un amor pequeñito,
y mi amor se ha ido.
¡Feliz viaje, mi amor, feliz viaje!
No era muy grande mi amor,
no era muy alto;
nunca lo vi en traje de baño;
pero debía tener un cuerpo
parecido al de Suárez.
Mejor dicho, al de Dempsey.
Tampoco era un genio;
se reía siempre, eso sí;
le gustaban los árboles;
acariciaba al pasar
a los niños.
Yo le hubiera regalado
un arco
para que volteara estrellas...
Pero tuve miedo
que alguna
te cayera en la cabeza, lector:
¡son tan grandes!
Anoche mismo se fue;
tomó un vapor
que medía una cuadra:
demasiado grande para él;
no es un gigante.
Ahora lo veo pequeño al buque,
muy pequeño;
me parece solamente
la lanzadera
de una máquina de coser
temblando en el filo
de una montaña movible.
Señor camarero,
señor camarero del vapor:
hágale una gran reverencia
cuando le vea pasar;
estírele bien las sábanas de la cama,
despiértelo con suavidad.
Señorita viajera:
usted, la más hermosa del barco:
mírelo a los ojos con ternura;
dígale con ellos cualquier cosa:
–Me casaría con usted ahora mismo.
O si no: –Vamos a tomar
juntos el té.
Y usted, señor Río,
no sea imprudente;
pórtese como un caballero
con un hombre que sueña;
un hombre que sueña
necesita cunas,
aun cuando sean de agua.
No he visto nunca
en el Río de la Plata
peces voladores.
Si hay alguno, que no vuele:
no le gustan los peces,
y menos si tienen alas.
Mañana llegará a un puerto,
junto al muelle se parará el vapor:
Oh selor Buque, oh estuche
en que mi pequeño amor
hace de diamante:
no trepide mucho al atracar,
¡no dé brincos!
Él bajará la escalerilla
cantando un foxtrot.
Siempre canta un foxtrot.
Llevará un traje gris
y un sobretodo azul marino.
No se los manche usted, por Dios,
señor Buque:
mi amor es pobre...
Idea Vilariño (Uruguay, 1920 – Uruguay, 2009)
EL ENCUENTRO
Todo es tuyo
por ti
va a tu mano tu oído tu mirada
iba
fue
siempre fue
te busca te buscaba
te buscó antes
siempre
desde la misma noche
en que fui concebida.
Te lloraba al nacer
te aprendía en la escuela
te amaba en los amores de entonces
y en los otros.
Después
todas las cosas
los amigos los libros los fracasos
la angustia los veranos las tareas
enfermedades ocios confidencias
todo estaba marcado
todo iba
encaminado
ciego
rendido
hacia el lugar
donde ibas a pasar
para que lo encontraras
para que lo pisaras.
Delmira Agustini (Uruguay, 1886 – Uruguay, 1914)
NOCTURNO
Engarzado en la noche el lago de tu alma,
diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.
Nata de agua lustral en vaso de alabastros;
espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la cima de la Vida en un cielo...
Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.
Eleonora Diez
“Escribir es arder”, concuerda la poeta junto con Blaise Cendrars. Quizás por eso, detrás de sus diversas ocupaciones, siempre estuvo la poesía. Amelia Biagioni, Beatriz Vallejos y Clarice Lispector son sus referentes. Aguas negras, de Editorial Alción, es su primer libro. Hoy coordina talleres de escritura.