Irene
LAS CIUDADES Y EL NOMBRE. 5
Irene es la ciudad que se asoma al borde del altiplano a la hora en que las luces se encienden y en el aire límpido se ve allá en el fondo la rosa del poblado: donde es más densa de ventanas, donde ralea en senderos apenas iluminados, donde amontona sombras de jardines, y levanta torres con luces de señales; y si la noche es brumosa, un esfumado claror se hincha como una esponja lechosa al pie de las caletas. Los viajeros del altiplano, los pastores con los rebaños trashumantes, los pajareros que vigilan sus redes, los ermitaños que recogen raíces, todos miran hacia abajo y hablan de Irene. El viento trae a veces una música de bombos y trompetas, el chisporroteo de los disparos en las luces de una fiesta; a veces el desgranar de la metralla, la explosión de un polvorín en el cielo amarillo de los fuegos encendidos por la guerra civil. Los que miran desde arriba hacen conjeturas acerca de lo que está sucediendo en la ciudad, se preguntan si estaría bien o mal encontrarse en Irene esa noche. No es que tengan intención de ir -y de todos modos los caminos que bajan al valle son malos- pero Irene imanta miradas y pensamientos del que esta allá en lo alto. Llegado a este punto Kublai Kan espera que Marco hable de una Irene como se ve desde adentro. Y Marco no puede hacerlo: qué es la ciudad que los del altiplano llaman Irene, no ha conseguido saberlo; por lo demás poco importa: si se la viera estando en medio sería otra ciudad; Irene es un nombre de ciudad de lejos, y si uno se acerca, cambia. 67 La ciudad, para el que pasa sin entrar, es una, y otra para el que está preso de ella y no sale; una es la ciudad a la que se llega la primera vez, otra la que se deja para no volver; cada una merece un nombre diferente; quizá de Irene he hablado ya bajo otros nombres; quizá no he hablado sino de Irene.
Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles
Irene nace con la lectura del libro de Italo Calvino Las Ciudades Invisibles, publicado éste en 1974. Mi obra objeto pretende develar la esencia de la Ciudad oculta. El relato del viajero Marco Polo es pretexto para construir desde el imaginario literario e hilar, desde las palabras y diferentes materialidades, un concepto que no es otra cosa que mi propio espíritu.
Belén Corso
Poeta, escritora, artista plástica y estudiante de Artes Visuales en el Instituto Universitario de las Artes (UNA).
Su obra Paisajes de amor muerto fue reconocida en los Premios Prilidiano Pueyrredón 2017.