Derrames inesperados
Derrames inesperados[1]
Una línea de simulacro
chorrea en la orfandad de la Gloria,
abismando el fuego del encuentro
de la palabra prometida
con el carbón de lo que queda.
En las parrillas del Tiempo
lame suicida el niño
las cenizas de su destino.
Desarma el frío
la espera del soldado
por el carente final de sorpresas,
y alumbra su estrellato
contra la tierra hoyada
de reventada pus del cacerío.
Una rama de chocolate vencido,
anhela apuntar contra el hastío,
quiere partirla en lo hondo
del tazón mudado en cubo de hielo,
dirimir la ejecución de la memoria
y no sombrear en el aire
las ropas del silencio.
Y, sin embargo, jugar la canallada
de ser-intruso-en-otro,
es la regla que sometido muerde
con las corroídas enmiendas de su lozanía
es el hilo invisible que persigue
en el túnel de historias edificado
por escarchas de lo humano.
[1] Dedicado a los combatientes en la guerra de las Islas Malvinas de 1982.
Inspirado en la obra pictórica de Milagros King, titulada Dos.
Poema que integra La huella del erizo, editorial Hesíodo, Buenos Aires, 2015.
Dos, por Milagros King.