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Raquel Jaduszliwer

Las razones del tiempo


MALA ÉPOCA

Acá se cruza un pájaro con las alas desiertas

hace mucho que ha roto con el ángel

ya nada lo emparenta a ese exiliado leve

que camina de incógnito entre las multitudes

acá se cruza un pájaro con las alas desiertas

con su pico profundo

con su plumaje sordo y con sus ciencias ocultas

acá se cruza un pájaro terrible.

DEL FINAL DE LOS DÍAS viene un pájaro

baja con su sombra a cuestas

tan pesado es su vuelo, no puede con sus alas

es como si cargara todo el plomo del mundo

así desciende el pájaro

se posa como un ángel cansado de la anunciación

proclama su caída, el dolor de volver

y una vez y otra vez

muerte y resurrección

por siempre, entre nosotros.

TANTAS VOCES SE ESTRELLAN

la mañana está muda

sólo se escucha el viento en la batalla perdida

cómo cae una hoja

y ese último aliento

del suelo del buen Dios, deshabitado.

EL DÍA SE ENTREABRE a tus espaldas

polvo y oro

y hay suspendido un canto

flota como el madero de la salvación

y es incierto el acorde sucesivo

el destino está oculto

nada dice

apenas si murmura

que todo lo que xiste

todo

todo ha sido tramado

en otra parte.

A VECES

por momentos

olvidamos la carga en los umbrales

dejamos nuestros pasos y miramos las cosas como miran

los pájaros

un cerebro emplumado nos gobierna

vemos cómo se caen en el ascenso las palabras

se arrojan como bólidos fuera del pensamiento

entonces

la vida se hace lisa y radiante y tan liviana

tan liviana la vida

puro brillo.

ASÍ CORRE ESTE TREN

se va hacia atrás, hacia las vías muertas, al terraplén

hundido

el rugido murmura:

una moneda para no robar

una bala de plomo para el cerebro liso

un pedazo de cuerda para el cuello ahogado

caminante, no busques el paisaje

no busques otra cosa, no hay más nada

esto es lo que ha pasado, éste es el tren y el túnel

genio y figura, así es como te ves ahora

Ésta es la flora y fauna de nuestra gran ciudad

Inserta en el gran mundo.

PREGUNTA POR EL HIJO

I

Ante el hijo dormido

la voz del padre se enciende en la penumbra

guarda en el fondo un diamante de oscuridad

sus facetas ocultan y revelan la fuente de todos los

misterios

y el pesebre doméstico se cubre de vagas intenciones

se trata de lo opaco

ahora que ya es padre

casi nada es lo que conoce acerca de sí mismo

no sabría ponerlo en muchas palabras

no ha tenido ni tiempo para pensarlo

lo cierto es que hasta ayer el hijo aún no había llegado

ahora en el desconcierto sólo podría dar fe de que hubo

un propósito que lo precedió

y que así se orientaron los días de su vida hacia este día

de los sueños tampoco podría rendir cuentas

son un misterio más en la argamasa delo desconocido

hoy se han arrojado juntos padre e hijo a una nueva

existencia

intrépidos se arrojaron en medio dela noche a los

bosques de infancia

se ve inmensa la fronda mientras todo es reciente y

todavía se sacuden las paredes

y la casa vibra

y todo tiembla bajo las fuerzas desatadas

bajo el imbatible furor del nacimiento

II

Tarde de domingo

inicios

primavera

el padre con el hijo sumergidos en verde

es posible que el hijo vaya a hundirse en la espesura de

los pastos más altos

por eso es que se toma de la voz de su padre

para quedar a salvo sobre la superficie donde las cosas

flotan

mientras avanzan hacia las afueras de la tarde

resplandeciente

el padre reconoce sus días más lejanos

una palabra suya sea posado en el hijo

se anuncia como las aves migratorias que llegan a destino

habrán andado un trecho

oculto permanece todavía el tramo que no compartirán

el padre querría que el día se prolongue

si fuera por él que durara por siempre

el hijo en cambio

pareciera tener el poder de acelerar el tiempo

lo cierto es que ambos avanzan

siguiendo la dirección más ardua de la luz

el sol a pleno insiste

en todo el recorrido hay un brillo que ciega.

III

La madre permanece de este lado del río

el hijo ya ha cruzado

así es como la escena se presenta

es un vitral atravesado por la luz

el tiempo corre caudaloso

todo es indiscernible.

UN POEMA CARTESIANO

La tierra cubre el cuerpo

la cabeza está afuera

guarda una música

se mantiene al ras

la cabeza es de humo

lo que el cerebro toca

podría convertirlo en piedra

esa piedra, en cambio, jamás lo rozará

la cabeza es humo

pasan nubes, bandadas, catedrales

todo es aventurado

el pensamiento vivo se sostiene del aire.

¿TE PERDISTE AL MENOS una vez en la parte más profunda

del bosque

y gritaste hay alguien ahí?

¿hay alguien ahí?

otra pregunta:

¿te arrojarías sobre el fruto prohibido hasta ser devorado?

¿o no hay fruto prohibido en este paraíso con su telón de

Fondo

con su cielo al alcance, radiante y sin un pliegue?

ah, desperdicio, gesto desaprensivo

¿qué fue lo que cambiaste por espejos

por algunas estrellas que parecen estrellas

por monedas

así como si nada?

allá vamos ejército sonámbulo

vamos hacia el destino de uno en uno

solitarios y ajenos allá vamos

el corazón blindado

sin mirar atrás

tierra de desaliento ¿quién responde?

¿hay alguien ahí?

ES EN LA NOCHE

las cosas están quietas y me abarcan

son una multitud

y mi casa es un bosque cerrado

y si lo pienso un poco

cuánto mejor sería que se poblara todo de creyentes

y aquí debería haber un templo donde esperar ayuda

porque algo muy grave debe haber sucedido

para transformar esta casa en un bosque de piedra

un día

todo se lo llevará el viento

va a ser un viento bíblico

casi como si volviera Dios.

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Selección de poemas de la obra de Raquel Jaduszliwer, Las razones del tiempo, editorial Lisboa, Buenos Aires, 2018.

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