La musaranga
Entrar al teatro es sumergirse en un mundo pasado como en un pueblo de esos donde la siesta se confunde con susurros del viento. El nombre “Musaranga” viene del lunfardo que encontraron en un diccionario uruguayo y que significa gesto mudo, sobreentendido, como la seña del truco, lo que se sabe pero no hace falta decirlo; “Compañía nacional de autómatas” en cambio fue tomado de unos viejos titiriteros de hace más de un siglo, en México, que se llamaban: “Compañía Nacional de Autómatas Hermanos Rosete Aranda”. Nos descubren una serie de artefactos que empiezan a tomar vida cuando los sonidos mecánicos de los personajes de lata en movimiento arrancan la función y rompen el letargo de la penumbra. La música nos lleva a épocas de chocolatada y vainillas y a la kermés del barrio.
Todo está hecho a mano, el origen de herrería mezclando metales con maderas y cartones pintados, todas cosas hechas con materiales de uso doméstico. Además de función también hay kiosco, de juegos, libros y muñecos, fruto de los talleres que desarrollan en Beccar.
Como heredando a la Andariega de Javier Villafañe, recorren teatros, y espacios en distintos barrios trasladándose en un colectivo. En el Popular, se unen a veces al Tata Cedrón.
Cuando entraste, la sorpresa te inunda y comienza la magia.
Los integrantes de este grupo aspiran ser artistas populares y no son un equipo fijo sino que van sumándose en las distintas actividades en las que participan produciendo los mágicos juguetes con los que nos seducen, ellos dicen que son entre dos y veinte compañeros. Y para atrás y para los costados, un montonazo
Para seguir la programación y para contactarles
Contacto: www.lamusaranga.com.ar
Correo electrónico: lamusaranga@lamusaranga.com.ar
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Fotografía y texto: Mónica Hasenberg