El escritor en tiempos de pandemia
Era la consigna de la nota. Pero no puedo dejar de ver al escritor –ahora más que nunca, como un humano más. Entonces: el ser humano en tiempos de Pandemia. En un principio tendí a pensar que este momento sería ideal para un escritor. No sólo por el valor narrativo que implica transitar una pandemia, sumado a la sensación de fin del mundo, conflictos políticos, raciales, e interpersonales. Además, el tiempo permitido de encierro y soledad, tantas veces reclamado y añorado, interrumpido por la vorágine cotidiana. Me sorprendí al enterarme que en muchos casos no funcionó como disparador, sino por el contrario, como un hecho paralizante. ¿Será acaso, que la realidad se impuso como la narración más interesante a seguir, fase por fase, episodio tras episodio? Material audiovisual “real” en las plataformas Instagram, Youtube, Twitter. Nos convertimos en voyeurs mirando vidas ajenas desde la ventana ya no tan indiscreta de nuestras computadoras. ¿Cómo están transitando otros este momento? Los noticieros nos quedaron chicos. Queremos saber cómo viven otros en su pequeño mundo. Pensarnos otra vez, desde cero. Replantearnos cómo vivíamos, por qué, hasta cuándo.
Antónimos que volvieron a estar vigentes: Capitalismo vs. Comunismo. El mercado vs. el Estado. Los empleados estatales vs. los empresarios. Los pensadores vs. los comerciantes. Y, sobre todo: Los esenciales vs. los secundarios.
Lo pasivo se volvió activo. De repente, la tortilla se dio vuelta. Como en la canción española que cantaban los republicanos durante la Guerra Civil española.
En lo individual, el mundo parecía haberse dividido en los que están en pareja y los que están sin. La pregunta navaja que se lanzaba al vacío que perduraría quién sabe por cuántos años más: ¿Con quién te encontró la Pandemia 2020?
Volviendo al escritor en tiempos de Pandemia. Algunos dicen que no pueden escribir porque el humor está por el piso, porque la incertidumbre, porque los problemas económicos, etc. No creo que esos sean los motivos, en principio porque el escritor, desde siempre tuvo que lidiar con su humor, la incertidumbre, y los problemas económicos, e incluso en muchos casos de ello mismo se nutría.
Mi hipótesis es que la realidad se impuso como la mejor ficción. La mejor película sobre el fin del mundo estaba sucediendo ante nuestros ojos: Un virus letal amenaza al planeta. ¿Hay algo más fuerte a nivel narrativo? Ataca a ricos y pobres por igual. El miedo, la desesperación, la estupidez. Y la muerte. Imágenes de ataúdes en las calles. Terror. Humor en redes sobre el terror para descomprimir. Manifestaciones en contra de aquello a lo que el mundo se había acostumbrado de manera siniestra: el racismo, la desigualdad, la ignorancia.
En otras partes (como en nuestra ciudad), manifestaciones del odio, pero sobre todo de la estupidez. Aún así, todo eso pasó a ser la mejor la programación del día y de la noche. Manifestantes del primer mundo intentando quemar la Casa Blanca. Los videos de Anonymous agitando almas anestesiadas en twitter. Ya no importa qué es real y qué no. Todo es un relato: Los memes, los vivos de Instagram, los presidentes, las cifras, los muertos, los sobrevivientes. ¿Cómo superar toda esta realidad con un relato? ¿Cómo lograr una narración que logre interesar más que lo que nos está pasando? Creo que ese es el dilema al que se enfrenta en estos momentos un escritor, un guionista, un poeta, un cantautor. Será momento, ya no de producir, sino de contemplar. Volver a pensar. Sentir en carne viva y a tiempo, la finitud.-
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Luz Marus
Escritora, periodista, conductora de tv y radio. Directora de la revista Una más. Fue conductora del programa de tv ¿En qué bar?, por canal (á) y fue una de las conductoras del programa radial Políticamente incorrectas, que se emitió por Radio de Salón. Es autora de las novelas La amante de Stalin, Tu última lolita y Terrorismo emocional.