Festival Aiún de la Poesía Universal
Festival Aiún de la Poesía Universal: Paz, naturaleza y poesía.
Un año después del arranque, en 2015, del nuevo modelo de desarrollo sostenible exclusivo para las regiones del desierto-sur de Marruecos, se dio a conocer en la ciudad de Aiún el Festival Aiún de la Poesía Universal para promover y divulgar los valores de la paz, la convivencia, la espiritualidad y la interculturalidad; es decir, el procedimiento de introducir la naturaleza, ya sea humana, ya sea paisajística, en la poesía dando lugar en el Marruecos meridional a los inicios de una coyuntura lírica que va desde Juaquín Benito de Lucas, Julio César Pavanetti Gutiérrez y Muñoz Petisme Angel Antonio, en España, pasando por Mohammed Khoder, Abdel Illah Jadae, Haidar Arghoulan, Massaoud Fikri y otros, en Asia, o Clara Riveros, Gloria Young, Eduardo Monte Jopia, Emiliano Pintos y Oscar Castro Pacheco, en América, hasta llegar a Juan Balboa Boneke, Abdoulay Rassin Sengour, Naji Mohammed El Imam, Roda Al Haj, entre otros, en África, y Mehamed Naâma Bayruk, Mohammed Nasri, Hamid Chamsdi, El Yazid El Salek, por citar los más destacados de la misma localidad urbana de Aiún. De tal manera que las tres ediciones que ya van de este Festival: «La poética mística y los mecanismos de su funcionamiento», 2016, «El papel de la poesía en la consolidación de los valores de la convivencia y la paz», 2017, y «La poesía como área de interculturalidad», 2018, reafirmaban, desde principios de este Festival, nuevas relaciones científicas y mentales con la estructura de lo real. Estéticamente la materia poética de este Festival Aiún de Poesía Universal buscaba también el concepto, deducido de su rozamiento con el mundo y de su propia tradición, con la intención moderna de ordenar lo exterior y anterior. En su meta principal, la universalización del ser espiritual del poeta y capacitarse para afrontar el horror vacui, hay una exploración mediante ello de las distintas partes del universo poético, cultural, étnico y social a través de la sucesión de una serie de imágenes heterogéneas sobre la realidad, interconectadas por el yo poético, para recrear la unidad en detrimento de la diversidad que ofrece, como revela el poema del chileno Emiliano Pintos («Ya no me amas») de su poemario Versos peregrinos: «Maduré el vacío de tus ojos claros / suspire locura besando tus labios / y entre el follaje, triste de tus manos / me volví ilusión, como aquel verano». [1]
Gloria Young, y más tarde Julio César Pavanetti Gutiérrez, y después Mónica Vilanova, Emiliano Pintos, Eduardo Monte Jopia y Oscar Castro Pacheco, con la carga del simbolismo de la poesía mallarmiana proveniente de Europa, no sólo provocarán en lo que va de este Festival el descubrimiento de que lo absoluto existe fuera —según revela el poema Bajo la Luna de Emiliano Pintos—, sino que evocarán a sus antepasados a través de este procedimiento poético reorganizando así con la obra, unitaria del Festival sobre la tierra de Aiún y el desierto [2], el saber lírico sobre el Marruecos meridional al recomponer sus fragmentos en la estética de cada uno de los poetas participantes que constituyen su figuración.
Uno de los poemarios más significativos que se recitaron en este Festival es el titulado Indigente [3], del poeta costarricense Oscar Castro Pacheco, donde el poeta se enfrenta a la indigencia en tanto que constituye una etapa negativa en la existencia del poeta, su estancia en Aiún, una representación simbólica del orden de la antítesis, y, en la poesía contemporánea, un seguimiento de la tradición simbólica europea. Oscar Castro Pacheco, desde su primer libro, y en esta estela, cree en las potencias vitales del devenir metaforizadas a lo largo de cuarenta y dos poemas que integran la obra, un número significativo, hasta llegar al clímax de lo indigente en el poema Indigente: a muchos que en silencio gritan para, en el seno de la indigencia misma, conquistar el sol que clarifica la creatividad, el mundo de las oportunidades, el bienestar, la prosperidad y la paz social: «Cadena disfuncional tu vida / empapada, curtida de tristeza / cadena irracional mezquina / en cartones calle estrellas. («Indigente») // Pesa tanto este poema / como la bolsa al indigente / pesan los sueños / las lágrimas / la acera, el sueño, el frío / la esperanza, los años. («Pesa tanto») // Sacudimos de nuestros hombros la hecatombe. / Mientras en el Gólgota crucifican a un Dios / cansado por los egos y las plegarias / holocaustos a monumentos que se derrumban. («El sol fue eclipsado por el odio») // un hombre sentado enseñando a muchos niños / "porque de ellos es el reino de los cielos" («Jerusalén siglo XXI») // Con el libre comercio / la integración vertical / velocidad del dinero / en usura nacional («Economía política») // En oportunidades pienso/ que la felicidad / no existe como tal / que es un invento / una justificación más / una hembra en celo para amar en las estrellas / es una taza de café o un par de zapatos nuevos / es como una vela que se disfruta hasta que se acabe / es como una buena amiga / para compartir buenos momentos / es la vida» («En oportunidades pienso»).
En esta misma línea poética de Oscar Castro Pacheco, que se adentró entonces en la otra gran corriente de la creatividad, Eduardo Monte Jopia pone énfasis en la marea de la conciencia a través de los tres poemas: «Estrella del norte», «Camino al encuentro» y «Para volverte a ver» de su poemario Letras en la biblioteca [4], con que ha participado en el mencionado Festival. En estos poemas se leen expresiones como: «mirábamos el eterno / oscuro mar / sin que la plata / lo pudiera hacer brillar / las manos entrelazadas / hasta que el sol saliera («Estrella del norte») // Sol final del invierno / que pegaría / en nuestros cuerpos tibios / que nos llevaría a mirarnos / en un momento, / terminaríamos en la estación / de los sueños imposibles / Mi cuerpo y el del otro / ruedan hasta sentir; / la cuna del Che («Camino al encuentro») // En la ciudad de cemento / donde las luces brillaron / solo para que vos seas la reina / donde los súbditos / miraban a su alteza. / la marca de ser poseído / por la estrella del norte, / siempre sufría en silencio, / para dos que se aman / y se vuelven amar ... («Para volverte a ver»)»; es decir, frente a la concesión expresiva anterior que caracteriza la poesía recitada en este festival, la palabra de los participantes en él fluye conviviendo con el subconsciente y las zonas recónditas de su ser espiritual y biológico. Este procedimiento surrealista exponente en esta poesía se define en su creatividad como una catarsis donde el sufrimiento y la exploración artísticamente exhaustiva del mundo interior se curan con «...los sueños imposibles / que se hacen realidad», es decir, las imágenes oníricas ascensionales y aéreas. El uso frecuente del metro largo, consecuencia de la meditación, no sólo refleja la libertad de que dispone el poeta a la hora de escribir poesía y el ansia de su subconsciencia, también revela la posición de los lectores en el punto equidistante donde se contempla la aventura del ser y la ficción, de la inmediatez y el procedimiento imaginístico que lo expande in abundantia cordis, como se constata en la obra Conquista del aware de Gloria Young [5], o bien en las imágenes alucinantes del mar o del desierto, de las palmeras o de los oasis, de las sardinas o de la arena, de la noche o del día: «/Oasis, palmeras / dátiles en la boca, / desierto vivo. / ... el oasis verde. / Derraman la noche / todas las luciérnagas / sobre los ojos. / Dakhla y el mar / derraman sardinas / en la arena. / En el desierto / pasa el tiempo, si pasar / suenan cánticos. /» («Arena dorada»).
De tal manera que el contenido poético y los valores de paz, convivencia y multculturalismo que transmite esta poesía a través de este periplo alegórico fuera del ser, sin prescindir completamente de ello, adquieren sentido metafórico permanente donde hombre y universo se relacionan en un eterno compromiso. La poesía de estas características, pronunciada en Aiún corazón del desierto-sur de Marruecos, hace el llamamiento de paz, unidad y solidaridad al mundo fragmentado por la civilización tecnológica, asegurando que en estas tierras acrecienta cada vez más la conciencia personal de sus habitantes hasta descubrir que sólo la unión amorosa logra la síntesis donde naturaleza y poesía se hace un todo, donde el yo existencial y la realidad externa se convierten en un único fenómeno: ése es el sentido del poemario Versos peregrinos de Emiliano Pintos, del que el poeta Chileno se sirvió de algunos poemas para marcar su intervención en este Festival; el ser cree que la tierra es su propia patria y su peregrinación no es más que una negación tajante de las fronteras reales y ficticias, abarcan un horizonte que, en la peregrinación, se proyecta en el infinito de lo real: «Escurro el hastío de las horas / enredando la maraña del misterio / y el sino peregrino del destino / me condena, a la burla y el destierro («Destierro»); En el triste deambular / del tiempo muerto / es mi alma en pena, / que busca su puerto («Hoy»); Suspiro el amante / todos los recuerdos / que vagan perdidos / buscando consuelo («Luna enamorada»); En mi andar desolado, sumergiré mis pies («Buscando tus besos»)» [6]
Sin embargo, cuando se pone en tela de juicio el poemario Palabra escondida de Julio César Pavanetti [7], se desvela el anticlímax que constituye en su totalidad para comunicar la pérdida de la unidad esencial de lo primigenio, el lenguaje de la imaginación y la poética de lo imaginario se enfrentan a la ausencia de toda comunicación, cediendo el sitio al desaliento que impone la ley de la inexistencia del hombre. Con esta obra el poeta uruguayo-español llama a los habitantes del desierto para tener fe en sus posibilidades culturales, artísticas, literarias y patrimoniales, explorar todos los recursos económicos, naturales y humanos con la intención de despojarse de todas complejidades que impiden hacer llegar la propia voz hacia el mundo exterior. De lo contrario, el ser se enreda en sus prejuicios y sin saberlo condena a sí mismo a una muerte lenta en medio de un entorno, como el de las regiones del sur de Marruecos, lleno de posibilidades del bienestar, la prosperidad y la vida plural. En el soneto «El abrazo de un poema», el poeta ve cómo en la tierra de la poesía y los poetas, donde se encontraba durante este Festival, se incendiaron sus versos por el exotismo del mundo exterior y la naturaleza regional, los olores y los colores, la hospitalidad y la bondad que consagran al desierto-sur de Marruecos el nombre de un paraíso, una ontogénesis de hombre y mundo. El clima de la inspiración, las condiciones de una vida virginal y la paz predominante con que se toparon los poetas de los distintos países del mundo, que visitaron a Aiún a lo largo de estas tres ediciones anteriores del Festival, son algunos factores que repercutieron en sus recitaciones poéticas dando lugar, en pleno desierto, a un repertorio poético en que todas las cosas llegan a su finitud, y al mismo tiempo encuentran su correlato en formas de recuerdo y anamnesis platónica, un edén más allá del tiempo que contrasta con las limitaciones del presente, según reflejan estos versos de Mónica Vilanova:
Miras, sin ver cuán amplio es el mundo en realidad, oyes en la lejanía las voces del bienestar.
........................
Tus sentidos se conectan muy por encima de todo, no pueden de lo profundo comprender siquiera el cómo.
Ya tu corazón no atina a dejarse seducir, por expectativas nuevas y ... así volver a sentir.
Te atrapó el desasosiego entregándote aún sin dar, ni un poquito del afecto que une el vivir y el amar.
(«Sentidos», Diario de los poetas, pág., 8) [8]
Los visitantes del desierto en este Festival Aiún de la Poesía Universal redescubren paulatinamete al hombre —las formas de vida original, el carácter de los habitantes y sus valores ético-sociales— durante los tres días de duración de esta manifestación cultural; con el poema «Ramadán» de Gloria Young el gusto por la atmósfera hospitalaria, el disfrute de veladas nocturnas en medio de las dunas y el descubrimiento de los modos de la economía social y solidaria, energías renovables, la industria pesquera, la reducción del cambio climático y el turismo sostenible, sobre los cuales se basa la vida de los habitantes locales, hacen de su estancia en esa ciudad un momento de tiempo insaciable que encuentra su antídoto en la existencia solidaria fundamental para cualquier impulso unitivo de matriz y ser. De este modo, la presencia de esos poetas en Aiún se convierte en un cuerpo colectivo en perpetua metamorfosis y su integración en la sociedad resulta tan fácil debido al exotismo de la cultura y el deseo del poeta-testigo oculista para saber hasta los mínimos detalles de lo que se le presenta por delante:
Los hombres aquí el almuédano canta, ellas, ocultas.
Tiempo de orar esta noche, se cree en Dios: en la mezquita.
Después de las siete el hambre, se inmola en el hogar.
Hay un reflejo Rabat al amanecer: el ayuno.
Rabat, las playas tienen muelles de agua donde se ora.
Dentro del hiyab una mata de pelo. Nido de ave.
El jardín existe detrás de la mezquita sin besos. ..........................
(«Ramadán», Conquista del aware)
Siguiendo siempre a Gloria Young, en tanto que fiel reflejo de los poetas que pasaron por Marruecos y escribieron sobre su cultura y paisaje, la etapa última de su estancia en ese país se caracteriza por los retratos reales e imaginarios y las estampas poéticas que va pronunciando sobre todo lo que se le interpone por delante, dando lugar a una especie de monodiálogo de conocimiento que nombra la conciencia humana, concreta sus manifestaciones, al mismo tiempo que en el último libro, Conquista del aware, instala la voz depurada del final y busca con el conocer poético la exploración metafísica, un ser en la ficción. Se trata del imaginario en estado de plenitud cuya voz propia prescinde de la escritura creativa para volcarse en la creación primordial, poniendo en funcionamiento una energía inusitada que va de lo estético a lo antropológico, y de lo filosófico a lo puramente literario: «Estuve ayer en Tetuán y de regreso a Tánger... Pasé por unos parajes hermosos en pleno atardecer. Y entré a M'dik y por el camino del Mediterráneo vi la sombra de Ceuta y de pronto, era España, ... Lo interesante de Marruecos es que de un lugar a otro, sientes que estás en otro país, y no, resulta que es el mismo, aunque cambie el color del cielo y las personas te miren de otra manera», y sigue diciendo en la misma línea: «VOULUBILIS: Una ciudad romana con 10 siglos de historia. Empezó como una villa de 10 hectáreas en el siglo II a.C y se extendió en algún momento hasta 40 hectáreas. Llegó a ser un reino de Mauritania después de la caída del imperio romano y recuperado por los islámicos, en el año 789, de manos de los cristianos. Entonces le pusieron de nombre, WALILA. Mucha historia en estas ruinas, entre las que se ha encontrado bustos de Lucio POMPEYO, de Antonio POMPEYO, VENUS, DIANA, esculturas corintias, en fin...El sitio está cargado de energía de la que me gusta a mi. Comparto un poco mis mejores momentos en VOULUBILIS, Marruecos». [9]
Esa plenitud del imaginario que manifiestan estos poetas y escritores extranjeros pasantes o residentes, como Juán Goytisolo, enriquecen la invención pero su profundidad requiere al tiempo mejoramiento sin falta. Por eso, a parte de su propia escritura creativa recién publicada en el libro Nada que ocultar [10] y la que está pendiente por publicar en Conquista del aware, la poetisa panameña Gloria Young no puede prescindir durante su estancia en Marruecos del ininterrumpido diálogo con el conocimiento y la intuición magistral que trasciende con plena validez al ser marroquí cuyo legado, antes de su extinción, llegó al fondo en su decisión de vivir creadoramente: «Camino a Casablanca a buscar a Analucía. (...) Ese día, mientras iba de Rabat a Casablanca, vi un atardecer de esos mágicos que se dan en Marruecos. Pero ahora, era color fuego el atardecer. Parecía que los árboles se iban a incendiar o el último día que el sol saldría. Con ese atardecer Marruecos le dio la bienvenida a Analucía. Estoy segura que cumplirá con todas las metas de trabajo con un compromiso de panameña, que servirá para elevar nuestras relaciones bilaterales. Y aprenderá de la multiculturalidad de este país y dejará su huella de panameña». [11]
Estos ensayos, poesía en prosa, haikús, descripciones líricas, retratos reales e imaginarios, etc., son un material que la poetisa-escritora panameña ha escrito sobre Marruecos y ha recogido en su mayoría dentro del gran libro del imaginario Conquista del aware, planteando así implícitamente la pregunta elemental que cualquier otro escritor absoluto se plantea, es decir, la responsabilidad con sus producciones, lo que reúne tanto el esquema de lo no terminado, o los prolegómenos, como los libros ya publicados. Los movimientos incesantes de Gloria Young a lo largo de la geografía de Marruecos y sus viajes frecuentes por el desierto atlántico reflejan la propia convicción con que la poetisa, en su visión, afronta a cualquier debilitamiento o persuasión final cuestionando la propia existencia para encontrar una respuesta mediante la cual se puede combatirla: «La hospitalidad marroquí va de la mano con su horizonte pleno de mágicos colores. Así como la mirada se pierde en un atardecer de colores inimaginables, la voluntad se pierde en la casa del té y el tiempo pasa inexistente mientras se toma uno y otro vaso de té, se degustan los dulces de todos los sabores y se tiene buena conversación. (...) La terraza donde se ve todo Rabat y los colores del atardecer, la profesora Rajaa, fuera del academicismo, pero a la vez, su cultura y humanidad, que embriaga la tarde sólo de cosas buenas. Esa fue mi tarde de té hoy. No se pierdan las tardes de té marroquíes, cuando vengan a este país». De tal manera que los personajes — Analucía y la profesora Rajaa— empleados por la poetisa-escritora en estos pasajes de ficción literaria se derivan de la propia idea del espíritu hegeliano y se desvelan dialécticamente formulando en la ficción su realidad pero, igualmente, mantienen intacta la originalidad de la idiosincrasia cultural, social y gastronómica del país anfitrión como enigma de un vitalismo particular e independiente. Y así, el abordaje de la otredad desde esta perspectiva construye una respuesta existencial, con rasgos de la pura libertad, al discurso del imaginario que se extiende sobre la propia obra tanto de Gloria Young como del resto de los escritores y poetas extranjeros que han visitado, sobre todo, el sur de Marruecos en el marco de este Festival Aiún de la Poesía Universal.
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[1] Emiliano PINTOS, Versos peregrinos, 1ª ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Tres más uno (3+1), 2014, pág., 45.
[2] La Región de Laâyoune Saquia Alhamra se encarga de publicar en obras unitarias los distintos poemas recitados en cada una de las ediciones del Festival Aiún de la Poesía Universal.
[3] Oscar Federico, CASTRO PACHECO, Indigente, 1ª ed., Costa Rica, Palabra Cero, 2017.
[4] Eduardo MONTE JOPIA, Letras en la biblioteca, 1ª ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Tres más uno (3+1), 2018.
[5] El poemario Conquista del aware de Gloria Young es un haiku inédito que escribió la poetisa panameña sobre Marruecos cuando ejercía de Embajadora de Panamá en Rabat (2016-2019). Su participación en la primera edición del Festival Aiún de la Poesía Universal, en 2016, se centró sobre algunos poemas de este haiku como: «Arena dorada» y «Ramadán», aunque por estas fechas se acabó de publicar en Madrid y por la editorial Doce Calles el último poemario de la poetisa panameña, Nada que ocultar.
[6] Emiliano PINTOS, Versos peregrinos, op. cit., pág. 23.
[7] Julio CĖSAR PAVANETTI, Palabra escondida, 1ª ed., Valencia, Editorial Enkuadres, 2017.
[8] Mónica VILANOVA, Diario de los poetas, N° 121, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ISSN: 1515-4890, Primavera de 2018.
[9] Son las propias palabras de la poetisa Gloria YOUNG publicadas en su página Facebook, el día 21 de enero de 2017, a las ocho de la mañana.
[10] Gloria YOUNG, Nada que ocultar, 1ª ed., Madrid, Doce calles, 2013.
[11] Consulte las publicaciones del 22 de enero de 2017 en la misma página Facebook de Gloria YOUNG.
Bibliografía citada:
Eduardo MONTE JOPIA, Letras en la biblioteca, 1ª ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Tres más uno (3+1), 2018. Emiliano PINTOS, Versos peregrinos, 1ª ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial Tres más uno (3+1), 2014. Gloria YOUNG, Nada que ocultar, 1ª ed., Madrid, Doce calles, 2013. —————, Conquista del aware, Obra inédita. —————, Página de Facebook, 22 de enero de 2017. Julio CĖSAR PAVANETTI, Palabra escondida, 1ª ed., Valencia, Editorial Enkuadres, 2017. Mónica VILANOVA, Diario de los poetas, N° 121, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ISSN: 1515-4890, Primavera de 2018. Oscar Federico, CASTRO PACHECO, Indigente, 1ª ed., Costa Rica, Palabra Cero, 2017.
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Abdellah Aátar
Profesor de Filología Hispánica por la Universidad Ibn Zohr, y en la Escuela Superior de Tecnología, Laâyoune-Marruecos.
Nació en Duar Tarrast Ait Milk, Chtuka Ait Baha, Región de Sus Massa Darâa, Marruecos, en 1977. Obtuvo la Licenciatura en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad Ibn Zohr, Facultad de Letras y Ciencias Humanas, en 2002. Se trasladó a Málaga en 2003, junto con otros estudiantes, para proseguir los estudios de Postgrado y Doctorado en el marco de un Convenio académico entre las dos Universidades de Agadir y Málaga, cuyos principales creadores son: el Profesor Ahmed SABIR, entonces Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Agadir, el Profesor Enrique BAENA PEÑA, en su momento Jefe del Departamento de Filología Española II y Teoría de la Literatura, y el Profesor Driss ESSOUNANI, actualmente Profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Agadir.