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  • María Belén Corso

Pétalo nocturno

El abejorro volvió a la Flor de nácar, hace semanas que lo veo ahí

se habrá enamorado, yo también me hubiera enamorado.


A veces pregunto quién seré en este jardín.


El viento estático por un momento,

miro al cielo

hago la pregunta

una bandada de pájaros.


Parpadeo

me despierto.


***


Lamer de a poquito tu herida rota

cáscara de pomelo con miel.

Acercarme pudorosa a tu piel

decidir si quiero con o sin espuma.

Delimitar las zonas preferidas

los portales húmedos


Abandonar la pena

No pensar.

Te permito un único murmullo.

Vamos.


***


Voy a llenarte la boca de fruta


sabrás pronunciar mi nombre cuando desnude con lengua

el desamor que te acobarda.


***


Paisaje de amor muerto


Hay un jardín en el olvido.

Alguna vez alguien, llamó a todo esto “amor”.


Y el día se hizo tarde y la tarde devino en noche,

y cuando la noche en penumbras

alumbró lo que el sol alimenta,

un perfume exquisito avivó.


La nombrabas como esa golosina tan rica,

llena de colores y en cada giro una risa feliz.


Te cabe en una mano

la piedra preciosa,

qué afortunado que eres,

hallaste entre lilas y rosas.


El rayo de luz primero,

que gracias a él, descubres el paisaje,

alumbra la naturaleza nuestra,

que con sudores y sin quejas

procura de sí la vida y la muerte.


***


Acuchillar los jardines cargados de memorias,

podar los frutales de besos

y morir la enredadera de tu cuerpo.

Abandonarte y abandonarme,

como si hubiera alguna diferencia.


***


Y me regocijo fúnebre en un castigo infinito

de peces descamados, de saliva y huracanes.

Adormecida en vísperas de lo que no amanece

canto versos verdes, verdes pájaros.


Te busco en mis manos y no estás,

me sonreís paciente a kilómetros de distancia.

El arenero de nostalgia toca la puerta

y ya no sol, no hay pan.



mi moon river


Hay un río que corre prendido fuego.

Al lugar común se lo han comido los insectos

y las rosas aún no mueren,

no se ahogan en esta maraña de obsesión

que despierta por las noches

preguntándose

por las estrellas que no brillan

y las luciérnagas que sí murieron




Libar las flores


Es sábado de fiestas con soles

y lo sabés arrogancia.

Lo sabés en las calladas tormentas de tu cuerpo

lo sabés en la ausencia de las licorosas copas.


Ha crecido el limonero,

semilla del romancero moderno.

Crucificado en el asador de mis entrañas

gritás azul, mar del delirio mío.


La resaca del amor agitado

sorprende más agitados aún, los insectos

el jardín de la próspera mañana.


Saliendo victoriosa de ésta,

quién pudiera libar las flores

y yacer despierta.



Alhambra


Que ves el cielo

¿Quién, vos?

La gota celeste no cesa.

Existe un punto dorado

destello de la noche que jamás se enfada.

El cielo intermitente

caprichoso grabado.

En el corazón de un jardín que nunca estuvo roto.

Peces anaranjados, leones somnolientos.

En la casa de los que no duermen

en el patio frío simétrico azul y naranja.

Te quiero

veo el cielo


***


Si vas a pasar por acá,

llevate todo.


Llevate lo de arriba,

llevate lo del medio,

llevate lo de abajo


llevate todo.

Si vas a pasar por acá, comete las lombrices, los caracoles

y no me dejes con la flor a medio polinizar.


Si vas a pasar por acá, agarrá

Agarrá mucho, agarrá fuerte.

Sé consciente de lo que estás agarrando.

Sostené la semilla, sostenela, abrila.

Si querés comer un poquito… comé, comé

y enterrala.

Porque para que esto siga creciendo

no sirve que vengas, picotees y ya.


Los días pasan…

Pasa uno, pasan dos, pasan quince, pasarán cuarenta.


Si vas a venir, llevate todo

Llevate.

Agarrá,

Agarrá fuerte,

sostenelo.


***


El silencio debe ser aquello

¿Lo ves?

El pájaro despluma al dragón

la serpiente lame el cuero del cocodrilo.


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Estos poemas integran la ópera prima de la artista plástica, escritora y poeta María Belén Corso, Pétalo nocturno (Alción editora, Córdoba, Argentina, 2020).

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